Los seres humanos están conectados al infinito que los rodea y los compone por medio de sus receptores, los sentidos. Al desarrollar nuestra sensualidad, todos podemos desarrollar la capacidad de sentirnos conectados con el infinito, de sentir el infinito dentro de nosotros mismos.
La meditación sensual es el «manual de instrucciones» que se nos brindan para enseñarnos cómo dominar las posibilidades de armonización dentro del cerebro. Este manual nos lo dieron aquellos que están en mejor posición de conocer, los que diseñaron al ser humano.
Permitiéndonos desprogramar las inhibiciones judeocristianas de la culpa, sin caer al mismo tiempo en los misticismos etéreos de las enseñanzas orientales, la Meditación Sensual permite a una persona descubrir su cuerpo. Especialmente permite aprender a usar el cuerpo para disfrutar de sonidos, colores, olores, sabores, caricias y, en particular, una sexualidad que se siente con todos nuestros sentidos. De esta manera, cada uno puede experimentar el orgasmo cósmico, infinito y absoluto, que ilumina la mente al vincular al que lo alcanza con el infinito.